¿Funcionan los alimentos funcionales?

Bébete el zumo, que tiene muchas vitaminas y son buenas para ti, así crecerás más. ¿Cuántas veces habremos oído esa frase por parte de nuestra madre? Y no solo para el zumo. Que si el calcio de la leche, que si el hierro de las lentejas... Ahora, veo que venden leche con más calcio. ¿Eso es mejor no? Más calcio igual a mejores huesos, y lo mismo aplica al resto de alimentos. Pues siento comunicarte que las cosas son un poco más complicadas. Veamos por qué

Alimentos funcionales, la promesa del desarrollo

A pesar de que hay discrepancias en cuanto a la definición, podemos decir que un alimento funcional es aquel que le confiere al consumidor una determinada propiedad beneficiosa para la salud, independientemente de sus propiedades puramente nutritivas. 

Si esta es la definición, ¿dónde está la trampa?. El truco se encuentra en dos verdades: la primera, es un error pensar que un componente que te trae de entrada beneficios a la salud lo haga cada vez más a mayor consumo. Poniendo como ejemplo las vitaminas, es verdad que son fundamentales para tener una buena salud, pero llega un punto de saturación en el que un mayor consumo no implica mayor beneficio, porque todas las necesidades que el cuerpo tiene con respecto al compuesto ya las tiene cubiertas. Es más, un exceso de vitaminas puede llegar a ser perjudicial para la salud (te tienes que pasar mucho con ello, así que tranquilidad, por esta parte puedes seguir bebiendo zumo). La misma lógica se aplica para el resto de alimentos. La segunda es ver los aportes que puede dar un alimento en función de sus componentes individuales y no del conjunto. Siguiendo con el ejemplo de las vitaminas, si tomas un producto del que para beneficiarte de los efectos positivos de la vitaminas tienes que ingerir una cantidad muy elevada de azúcar, por poner un ejemplo (como es el caso de muchos zumos) los efectos saludables de las vitaminas quedan enmascarados por los perjudiciales del azúcar, haciendo de ese producto un producto no saludable, a pesar de que lleve vitaminas o lo que sea. Este tipo de argumento es el que puedes usar cuando alguien te diga que beber vino es bueno porque tiene antioxidantes y demás. Si para ingerir una cantidad lo suficientemente elevada de esos compuestos te has tenido que beber ocho botellas con la cantidad de alcohol ingerido que eso conlleva, no te beneficia para nada. Al contrario, tiene un impacto muy negativo en tu salud. 

¿Significa esto que los alimentos funcionales no sirvan para nada? No, esto significa que un consumo irracional de los mismos puede no servir para nada, como el caso de beber zumo enriquecido en vitamina C cuando ya tienes de base con tu dieta esa necesidad cubierta de sobra. Sin embargo, bien utilizados sí que pueden repercutir de manera muy positiva en la salud, sobre todo en los casos que veremos a continuación.

¿Cómo se elaboran? 

A pesar de que hemos hablado de casos en los que se le añade algún nutriente al alimento, existen cinco formas de elaboración de los alimentos funcionales:

  1. Eliminando un componente que cause un efecto perjudicial al consumidor
  2. Incrementando la concentración de un componente que ya tenía con anterioridad.
  3. Suplementando el alimento con un ingrediente que no poseía anteriormente.
  4. Sustituyendo un componente perjudicial para la salud por otro que tenga efectos beneficiosos.
  5. Alterando la biodisponibilidad de alguno de los nutrientes presentes en el alimento convencional con el fin de obtener un efecto positivo sobre la salud.

Los ejemplos están en el supermercado

Si nos pasamos por el supermercado veremos una gran cantidad de productos funcionales elaborados según los distintos criterios que hemos enumerado. Hace poco me pasé por el supermercado para sacar fotos a productos que cumplieran con las definiciones. Aquí te dejo el resultado de mi aventura por la superficie comercial:


Perteneciente al segundo grupo enlistado, vemos un producto en el que se le ha añadido más potasio al producto lácteo, incrementando así, según el producto, la mejora en la ayuda del mantenimiento de la presión arterial. 

Un ejemplo claro del primer grupo de alimentos. La eliminación del gluten permite a los celíacos comerlo sin problemas.

Como ejemplo del primer grupo de alimentos no podía faltar la leche sin lactosa. Se le extrae este azúcar natural de la leche para que los intolerantes a la misma puedan beberla.

Un ejemplo del quinto grupo, donde vemos un alimento al que se le ha alterado la biodisponibilidad para prometer una reducción del colesterol. 

Un producto perteneciente al segundo grupo, una bebida láctea suplementada con L. Casei.

Este producto pertenecería al segundo grupo enlistado. Leche enriquecida en calcio con el objetivo de ayudar al correcto desarrollo de los huesos.

Vemos aquí un ejemplo del tercer punto de nuestra clasificación. Esta leche ha sido suplementada con Omega 3. Mira cuántas ayudas a la salud ofrece. Cualquiera diría que esta bebida es incluso milagrosa. 

Aquí vemos que el azúcar ha sido sustituido por edulcorante (aunque en mucha menos cantidad) haciendo el producto mucho más saludable. El chocolate es otro de los grandes demonizados en la industria de los productos dietéticos. Algo curioso, teniendo en cuenta que los productos con cacao en altas concentraciones (70% o más) reportan efectos muy beneficiosos sobre la salud.

Básicamente lo mismo que la imagen anterior pero en otro producto. Es muy habitual ver azúcar sustituido por edulcorante en este tipo de alimentos. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Fuentes para el reportaje

Jóvenes y drogas: guion de una entrevista

Googleado