Ahorro poco corriente

Seguro que la subida del precio de la luz no ha pasado desapercibida para ti. Estoy seguro de que más de una vez te has propuesto ahorrar en tu factura de la luz pero, como los hábitos son muy difíciles de cambiar, al final acabas pagando lo mismo. Pues tranquilidad y sigue leyendo, que para el final de esta entrada aprenderás cómo ahorrarte un buen pico con el mínimo esfuerzo. Para guiarte en esta cruzada te pondré mi propio ejemplo, para que así puedas beneficiarte tú también sin atisbo de dudas de estos trucos. Te empezaré diciendo que hay tres reglas de oro a seguir para ahorrar en tu factura y que, además, se pueden traducir en mejoras en otros aspectos de tu vida. 

  • Contratar una tarifa con discriminación horaria: Esto consiste básicamente en un método de pago por el que pagas más por la electricidad en ciertas horas (de 13:00 a 23:00 en verano y de 12:00 a 22:00 en invierno) y menos en otras (el resto). Aunque pueda parecer que es una tarifa que encarece la factura, en realidad, teniendo en cuenta el estilo de vida habitual español, se traduce en una bajada en el precio de la luz. 
  • Poner al día los electrodomésticos: Si te digo que los electrodomésticos más viejos consumen más no te estoy descubriendo la pólvora. Si consumen más, implica mayor gasto de luz. Por lo tanto, si tienes un electrodoméstico viejo probablemente te compense rascarte un poco el bolsillo para comprar uno nuevo y, en poco tiempo, ver que se ha amortizado con lo que te has ahorrado en la luz. Y no solo eso, ¡tendrás un electrodoméstico nuevo! 
  • Cambiar los hábitos: Sí, es verdad que este es precisamente el punto que hemos criticado al principio. Pero no hace falta cambiar el estilo de vida para ver cómo nuestro bolsillo empieza a inflarse por el ahorro (o por lo menos a no vaciarse tan rápido). 
Una vez visto los puntos, te voy a poner mi ejemplo personal. En mi caso la tarifa con discriminación horaria sería del todo beneficiosa. Prácticamente la totalidad de la actividad que requiere un consumo eléctrico en mi casa se hace por la mañana. Es verdad que a la tarde también se utiliza electricidad (como era de esperar), pero el consumo en comparativa es menor. 

En cuanto al tema de cambiar los electrodomésticos, todos los electrodomésticos en mi casa están lo suficientemente nuevos como para que un cambio de los mismos no compense. Todos menos uno, el lavavajillas. Podría poner mi mano en el fuego a la hora de afirmar que si se cambiase el lavavajillas se vería una reducción en el precio de la luz y cómo se amortiza la inversión, ¡aparte de unos platos aún más relucientes!. 

Es interesante también analizar en qué meses se gasta más. La gráfica de mi gasto por meses es casi una línea recta, viendo picos muy poco pronunciados en los meses de invierno. Al hacer más frío y haber menos horas de luz, uno pasa más tiempo en casa.  

Por último, los tan temidos cambios de hábitos. Piensa en lo siguiente: hay algo que la televisión consume mucho más que la luz, y es tu tiempo. Imagínate en todo el desarrollo personal que podrías tener si empiezas a quitar de tu vida dispositivos que te absorben el tiempo y la energía sin darte nada a cambio. Yo, por ejemplo, no veo apenas nada la televisión, y no te creas tampoco que es algo de lo que me arrepienta. Si te gusta mucho jugar a videojuegos, puedes limitar las horas de juego para así dedicarle más tiempo a otras actividades a las que se lo querías dedicar (¿tocar el piano, por ejemplo?), invirtiendo en ellas el dinero que te has ahorrado. 
Por mi parte, me siento orgulloso de decir que no tengo malos hábitos en ese sentido, y que probablemente sea una de las razones por las que veo que mi factura de la luz es menor que la media. Si dedicas menos tiempo a las actividades dentro de casa que no te aportan nada, dedicarás más esfuerzo a otras que sí te llenen más, ahorrando así en salud y en tu factura. Ahora viene el momento en el que preguntas de qué manera se hace sin esfuerzo, como había dicho antes. Para el caso del televisor, desenchúfalo y apúntate a aquella actividad que siempre has querido hacer (ir al gimnasio, un club de lectura... ¡lo que sea!). Dos acciones simples que te empujarán en una mejor dirección. 

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