¿Está Terminator cerca?

¿Te acuerdas de alguna historia en la que se hable de la Inteligencia Artificial? Seguro que sí. La cultura ha sido permeada de manera notable desde el siglo XX. por cuestiones que la implican. Desde 2001 Odisea en el Espacio hasta Black Mirror, vemos muchas historias en las que la I.A. se presenta como la razón principal de la llegada de la sociedad a un punto distópico, la causa de los principales problemas que asolan al ser humano. Pero, ¿es esta visión realista, o peca de catastrofista? 

La Inteligencia Artificial como motor de desarrollo

Bueno, tal vez para calmar esos nervios que te han podido entrar con esta visión tan negativa del futuro que nos depara si seguimos desarrollando la I.A. lo mejor sea poner encima de la mesa todos los beneficios que puede traer a la sociedad. La denominada Ciencia de Datos es considerada un factor clave en el desarrollo tecnológico de la sociedad de cara al futuro, factor determinante del bienestar de la misma. Esto se traduce en que, la Inteligencia Artificial, al ser un elemento imprescindible en esta disciplina, tiene un potencial increíble en lo que a crecimiento se refiere. ¿Cómo se da este desarrollo? Esta rama de la ciencia básicamente se aprovecha de los datos almacenados para solucionar problemas actuales, relacionados con más de una disciplina, entre ellas la medicina, la economía, la política y la sociedad. Si no me crees, haz la siguiente reflexión: ¿cuántos datos tiene que manejar el buscador de Google y cómo de efectivo tiene que ser su algoritmo para poder proporcionarte, en menos de un segundo, los resultados de la búsqueda que has realizado? La necesidad de manejar una gran cantidad de datos para proporcionar un servicio no se limita solo a este famoso buscador, como podrás suponer. Esta realidad se extiende a otros ámbitos que a día de hoy ya necesitan del manejo de grandes cantidades de datos para tener un desempeño satisfactorio (piensa en la cantidad de datos que maneja una empresa o un banco). Evidentemente, para soportar esta abrumadora cantidad de información, las diferentes disciplinas tienen que trabajar de la mano. Así, se necesita una infraestructura capaz manejar la situación (ingeniería) de manera sostenible (ciencias ambientales), con objetivos específicos (los mencionados anteriormente, entre otros). Si queremos que la sociedad rompa las barreras tecnológicas se necesita del manejo de grandes cantidades de datos y, en consecuencia, de la Inteligencia Artificial. 

Cuestiones morales que hay que tratar

Al principio de la entrada te decía que hay muchos ejemplos en la ciencia ficción en los que la sociedad, a raíz de un desarrollo desmedido de la I.A., llegaba a un punto distópico en el que salían a la luz  problemas que se deben evitar a toda costa. El carácter de estos problemas no es de otra naturaleza sino moral. Por supuesto, se tratan de posibles problemas reales a los cuales nos tenemos que anticipar, y es aquí donde entran la justicia y la ética. La primera, teniendo en cuenta el cambio de contexto al que nos somete la progresiva introducción de una nueva tecnología en la sociedad (en este caso la I.A.) se tiene que adaptar al mismo. No nos podemos esperar tener leyes de mediados de siglo XX. en un contexto en el que puede haber problemas legales mediante otras vías, como por ejemplo los ciberataques, los accidentes con robots etc. La segunda tiene en cuenta los aspectos morales que tienen que defenderse a la hora de implementar la Inteligencia Artificial en la sociedad. Uno de los pioneros en ello fue Isaac Asimov con sus Leyes de la Robótica. Por poner un ejemplo de un problema relacionado con la ética al que nos podemos enfrentar, imagínate que una I.A. está al cargo de una persona que tiene que tomar un medicamento. A su vez, esta I.A. tiene la capacidad de comunicarse con una persona física que también está al cargo de la que está tomando la medicación. Llega un momento en el que decide dejar de tomar la medicación. ¿Qué debe hacer la I.A.? Estamos en una situación ya avanzada en lo que a implementación de esta tecnología se refiere. Aunque todavía quede mucho en lo que trabajar, el contexto actual y el crecimiento tecnológico exponencial que se espera en los próximo años justifican que ya se estén tomando medidas para que los futuros distópicos como los de Terminator o Love Death and Robots no lleguen a suceder. 

Cuestiones de seguridad que hay que tratar

Junto a un avance tecnológico y científico, desgraciadamente viene de la mano un aumento del poder ofensivo. Con el desarrollo de la termodinámica fueron las armas de fuego. Con la Era Atómica, la bomba nuclear. Con el desarrollo de la Inteligencia Artificial, y de la computación en general, tenemos los problemas asociados a la ciberseguridad. En un mundo hiperconectado en el que casi la totalidad de los datos están almacenados en la nube y todo sistema (ya sea referido a la alimentación eléctrica,  telecomunicaciones...) está digitalizado (ya muy pocos sistemas tienen un manejo manual), la susceptibilidad a un ataque informático o al hackeo es notable.  A día de hoy y cada vez más, las consecuencias de un ataque de este tipo pueden llegar a ser catastróficas. ¿Te imaginas un ataque a los sistemas de la red eléctrica o las bases de datos?. Paradójicamente, aquello mediante lo cual se puede hacer el ataque también puede ser la solución. La Inteligencia Artificial también se puede usar para mejorar los sistemas de protección en ciberseguridad

Una mirada hacia el futuro

A la hora de hacer este tipo de evaluaciones, lo más racional es hacer un análisis de riesgo-beneficio. Si dejáramos de implementar tecnologías porque traen consigo algún riesgo no tendríamos nada, si te paras a pensarlo. Nos tenemos que hacer la siguiente pregunta: ¿los beneficios que obtenemos superan los riesgos que hay que tomar y los costes que ello supone? En muchos casos, como lo es la industria aeronáutica o las telecomunicaciones, vemos que se responde a esta pregunta con un rotundo sí y que, gracias a la implementación de estas tecnologías hemos conseguido una mejora tanto en bienestar social como en desarrollo tecnológico impresionantes. Con la I.A. pasa exactamente lo mismo. Por las razones expuestas, vemos que los riesgos/costes están por debajo de los beneficios que nos trae. La cuestión radica en que la transición sea progresiva, racional y responsable.  

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