El mar no está tintado
Con la llegada del verano no son pocos lo que deciden ir a la playa a pasar el día. Las razones para hacerlo son varias: tumbarse en la toalla a coger un moreno envidiable, resguardarse en el agua del calor sofocante o sencillamente ir a un lugar agradable (aunque con la multitud que suele haber en la playa a veces es difícil) a disfrutar con amigos o familia... Si te da por ir y te metes al agua, sucede algo que a ninguno nos pilla desapercibidos: el agua es transparente. Hasta aquí nada raro. Pero una vez te has quitado un poco de encima el calor, vuelves a la toalla y te das cuenta de una cosa: ¡el mar es azul! ¿Cómo es posible que siendo el agua transparente el mar se vea tan azul? Lo primero que puedes pensar es que es por el reflejo del cielo en el agua. Al fin y al cabo, ¿no es eso lo que sucede en los lagos?
¿Cuál es, entonces, la verdadera razón de que el mar sea azul? Tiene que ver con la profundidad y con la capacidad de absorción del agua para distintas frecuencias (es decir, colores) de la luz. Hay una característica con respecto a esto, y es que el agua de mar absorbe mal el color azul. Prefiere la luz roja, amarilla y verde (en ese orden de preferencia). Cuanta mayor sea la profundidad, más luz podrá absorber y, teniendo en cuenta la preferencia que tiene con respecto al color, vemos que a bajas profundidades absorbe el rojo y el amarillo, pero que "no le da tiempo" a absorber el verde. Si vamos aumentando la profundidad, absorbe más y más hasta que solo queda azul. Por eso, cuanto más profunda, más azul es el agua marina. De hecho, hay zonas del planeta en las que en una misma región hay distintas profundidades y en ella podemos disfrutar de un paisaje con tonos distintos en el agua.
Lo mismo pasa en el aire, y por eso el cielo es azul. Solo al ser más tenue la atmósfera que necesitamos kilómetros en vez de metros para que se note el efecto.
ResponderEliminar